No me
alcanza el aire para quererlo,
y mi
nariz ajetreada inhala profundo;
para no
ahogarme y besarlo de nuevo.
No me
alcanza la luz para mirarlo,
y mis
ojos entrecerrados le dicen: Te quiero;
y mis
labios lo siguen atacando.
Navego
en suspiros eternos,
porque no
me alcanzan las horas a su lado;
de
minutos lentos y cortos se llena mi vida,
de minutos
lentos y cortos
y verdes
y amados.
Si él
supiera que aun no se ha ido,
que aun
me tiene en sus brazos;
si él supiera
que aun sigue conmigo,
¡Y yo,
ya comienzo a extrañarlo!
No me
alcanza el aire para quererlo,
y mis
pulmones trabajan a marchas forzadas;
no me alcanzan los adioses en los barrotes negros,
no me alcanzan las puntitas de los pies levantados.
No me alcanza el aire para quererlo,
no me
alcanza la razón para demostrárselo.
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