sábado, 28 de abril de 2012

Noticias Viejas



-Hola mija ¿Como esta?
Me saluda la señora que vende comida afuera de mi trabajo, al que acudo seis días a la semana desde hace casi tres años.
-Bien señora ¿Y usted?
Contesto con la mayor cortesía que me es posible, son las nueve de la mañana y no he dormido absolutamente nada. Ella se ve dispuesta a iniciar una plática.
-Bien, aquí, trabajando.
Sonríe y sonrío, espero por el compañero que saldrá a trabajar conmigo hoy. Una interrogante había quedado en el aire.
-Oiga, ¿Y su novio?, hace tiempo que no lo veo
En una fracción de segundo se me ocurren mil maneras de responder a eso. ¿Cuál novio? ¿El que tenía?, seguramente se debe referir a él. Ese que trabajaba aquí junto conmigo, que rozaba sus manos con las mías cuando nos sentábamos juntos.
El flaco deprimido que encadenaba su cintura a mis brazos y que siempre, siempre, estaba a mi lado.
Ese pseudo-hombre al que adoré con la más grande de mis locuras. Que me besaba en todos lados con su boca de azúcar.
Ese tonto que a veces no sabía como escribir.
Ese tarado, inseguro, maniaco, que me abandonó por que decidió que no era lo suficientemente buena para él. ¡Bah!
El pendejo ese que me dejó por otra estúpida, de la cual me dijo que estaba enamorado por que era más culta, inteligente, agradable y delgada que yo.
¿Sabe? Ella lo dejó a la semana siguiente en que él me rompió el corazón.
Ahora tiene una novia, una cristiana bisexual y suicida, come santos y caga diablos, la cual dice él que es hermosa, pero yo ahora la veo tan opaca y desabrida como él.
¿Sabe? me costó mucho poder olvidar todo eso, como un año masomenos.
Sí, hace un año pasó eso.
Sigo en el mismo lugar, rodeada de la misma gente, pero él ya no esta conmigo, ya ni siquiera trabajamos en el mismo turno. ¿Será por eso que ya no lo ve?
Aún lo amo, pero es diferente ¿Tendría algún sentido explicarle eso?
Finalmente nuestros caminos ya están muy apartados y nuestra relación era tan evidente que en ocasiones como esta me pregunto ¿Cuánto tiempo pasará hasta que me deje de seguir su estigma?
Pero no tengo tiempo de contarle todo esto, ni tengo ganas, ni le tengo tanta confianza, usted limítese a venderme comida.
-Por ahí anda, trabajando.
-Me lo saluda
-Seguro

martes, 10 de abril de 2012

Hasta que llegues



El duendecillo triste de mi ser de posa frente a la ventana. Observa la lluvia caer y acaricia su larga cabellera marchita y sin brillo, empapada de melancolía. Se come la uñas de la impaciencia y se tranquiliza aspirando el aroma de la tierra húmeda.
Su cara pálida muestra unas enormes ojeras. Emite un profundo suspiro cada cinco minutos.
Jamás había perdido el sueño por nada y hacía mil noches que no recordaba lo que era amarte a distancia, que no pensaba siquiera en volver a verte, pero ahora… ahora piensa y reflexiona en cada célula de tu cuerpo, impresas cada una en una serie de recuerdos sin número de folio, en el expediente de lo que nunca se ha resuelto.
Navega en el interior de ese sentimiento que ya no recuerda como surgió pero que no ha muerto del todo, a pesar del tiempo perdido, a pesar de la búsqueda frustrada y ociosa de la felicidad en otros lados.
La tarde muere y él sigue posado frente a la ventana, observando la lluvia caer.
La tormenta es horrible, ¡Tenebrosa!, ¡Maléfica! pero, aunque asustado, no quiere que termine.
Alberga la esperanza de que dure lo suficiente, hasta que llegues; entonces tendrá el pretexto perfecto para acurrucarse en tus brazos y refugiarse hasta el amanecer.