-Hola mija ¿Como esta?
Me saluda la señora que vende comida afuera
de mi trabajo, al que acudo seis días a la semana desde hace casi tres años.
-Bien señora ¿Y usted?
Contesto con la mayor cortesía que me es
posible, son las nueve de la mañana y no he dormido absolutamente nada. Ella se
ve dispuesta a iniciar una plática.
-Bien, aquí, trabajando.
Sonríe y sonrío, espero por el compañero
que saldrá a trabajar conmigo hoy. Una interrogante había quedado en el aire.
-Oiga, ¿Y su novio?, hace tiempo que no lo
veo
En una fracción de segundo se me ocurren
mil maneras de responder a eso. ¿Cuál novio? ¿El que tenía?, seguramente se
debe referir a él. Ese que trabajaba aquí junto conmigo, que rozaba sus manos
con las mías cuando nos sentábamos juntos.
El flaco deprimido que encadenaba su
cintura a mis brazos y que siempre, siempre, estaba a mi lado.
Ese pseudo-hombre al que adoré con la más grande
de mis locuras. Que me besaba en todos lados con su boca de azúcar.
Ese tonto que a veces no sabía como
escribir.
Ese tarado, inseguro, maniaco, que me abandonó
por que decidió que no era lo suficientemente buena para él. ¡Bah!
El pendejo ese que me dejó por otra estúpida,
de la cual me dijo que estaba enamorado por que era más culta, inteligente,
agradable y delgada que yo.
¿Sabe? Ella lo dejó a la semana siguiente
en que él me rompió el corazón.
Ahora tiene una novia, una cristiana
bisexual y suicida, come santos y caga diablos, la cual dice él que es hermosa,
pero yo ahora la veo tan opaca y desabrida como él.
¿Sabe? me costó mucho poder olvidar todo
eso, como un año masomenos.
Sí, hace un año pasó eso.
Sigo en el mismo lugar, rodeada de la misma
gente, pero él ya no esta conmigo, ya ni siquiera trabajamos en el mismo turno.
¿Será por eso que ya no lo ve?
Aún lo amo, pero es diferente ¿Tendría algún
sentido explicarle eso?
Finalmente nuestros caminos ya están muy
apartados y nuestra relación era tan evidente que en ocasiones como esta me
pregunto ¿Cuánto tiempo pasará hasta que me deje de seguir su estigma?
Pero no tengo tiempo de contarle todo esto,
ni tengo ganas, ni le tengo tanta confianza, usted limítese a venderme comida.
-Por ahí anda, trabajando.
-Me lo saluda
-Seguro
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