Hay un momento del día en específico en el que la miseria
humana se hace presente toda junta, amontada frente a los ojos adoloridos, y me
hace decir “Maldito mundo de mierda”…sucede cada vez cinco segundos después de
despertar.
Siempre he creído que el sueño es algo sagrado de cada
individuo que debe respetarse y honrarse tanto como se hace con el cuerpo y el
alma, como si fuera un ente propio que viene y nos visita a diario para
ayudarnos a olvidarlo todo y de esa manera renovarnos por completo y darnos la
oportunidad de reinventarnos un poco después del amanecer.
Y sin embargo, la vida esta ideada de cierto modo que yo tenga que
despertar a cierta hora y tenga que dormir a otra; ambas cosas nunca suceden
por mi voluntad.
No dormir lo suficiente sólo le da aliento a mi histeria,
cosa para nada agradable. Y de verdad, he sido tan insoportable estos últimos
dos meses que incluso he estado pensando en la seria e importante posibilidad
de yo también abandonarme y conseguirme un gato o dos.
Tal vez sólo necesito que me dejen dormir, que me dejen
cerrar los ojos y no abrirlos a menos de que así lo quiera, a menos de que me
sienta lista para enfrentar ese momento de miseria humana al que yo le llamo “la
mañana”.
Primero escucho algún ruido, lo que sea, algo que por lo
general es irritante, algo como el sonido del despertador, de la televisión,
del perro o de mi respiración (¿qué cosa no es desagradable en la mañana?) y
salgo de ese estado de inexistencia, se encienden mis ojos apagados y hacen un
escaneo automático y tan rápido que es casi imperceptible, sobre la situación en
la que me encuentro: lugar y tiempo.
Tal vez siga soñando despierta un poco, después de todo lo
hago varias veces sin importar si es en la mañana o no, esos cinco segundos
recapitulan toda mi historia hasta ese momento.
Ya es tarde; me doy cuenta que apenas y he dormido bien “lo
que se dice bien” unas cuatro o cinco horas, o quizás menos a juzgar por cómo
se siente el resto de mi cuerpo.
El insomnio es horrible, se lo deseo al peor de mis enemigos,
¡Qué no duerma el culero!
En resumen:
"¿En qué estábamos? 5…4…3…2… 1 ¡Ah, sí!
¡Maldito mundo de mierda!"
Y se me va el día deseando que sea de noche para poder
dormir, y se me va la noche deseando que sea otro día. Todo es temporal, no hay
mal que dure cien años.
Es que no estoy lista para enfrentar está realidad en la que estoy,
quizá nunca he estado lista del todo para enfrentar ninguna de las realidades a
las que me he tenido que acostumbrar. Quizá mañana busque una almohada y ahogue
a alguien, quizá deban dejarme morir para poder nacer otra vez.
Quizá sólo necesito dormir, más nunca despertar.
En conclusión, dejen de estar chingando y déjenme llorar y
dormir.
PD: Dejen de decirme que sonría, nadie me da órdenes.
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