domingo, 6 de julio de 2014

Desafortunadamente insomne.

Ella es nocturna, trasnochera, insomne; y se me posa en la nariz cada vez que siento que él no está.
Es como si tuviera un sexto sentido para adivinar el momento justo en el que no debería aparecer, y entonces camina, sigilosa, se me posa en la punta de la nariz, y me la espanto con las manos.
Hay algo de belleza en eso, por alguna razón las personas la encuentran hermosa.
Alguna vez lloré en sus brazos, mientras sentía su frío corazón palpitando en mis oídos; desde entonces debí de haber entendido ciertas cosas, porque ella nos miraba a los dos, melancólica, sin decir nada.
Alguna vez le dije a él que su estancia en mi vida había sido como sacarme la lotería; lo sentí muchas veces así, cuando el sol brillaba en sus ojos verdes sentía que no podía ser mas afortunada. Y bueno, ahora que he perdido el boleto, ya no me siento con la misma suerte.
Ahora somos sólo yo y ella, escribiendo, cantando, maldiciendo, viendo la muerte de los días y las parejas felices infestando el verano.
A veces creo que ella lo extraña más que yo, no es fácil soportarme por tiempos prolongados.
Yo lo extraño a él, y sueño con el momento en que vuelva a escuchar su voz diciendo mi nombre. Cuando eso pase, mis tímpanos harán una fiesta tan ruidosa que los relampagos de la tormenta apenas y serán percibidos.
"Karen...Karen"...me susurra el recuerdo, ¿o será ella la que me está llamando para irme a dormir?

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